Sólo fracasan los que no lo intentan




Constantemente tenemos que elegir. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos elegimos qué comer, qué ver en la televisión o qué camino elegir para ir al trabajo. No nos damos cuenta de cuántas opciones descartaríamos a lo largo del día porque suelen ser superfluas, pero algunas decidirán nuestro futuro. A los 16 años tenemos que saber qué rama académica elegimos. A los 18 tenemos que saber qué carrera será a la que dediquemos nuestra vida. Pero realmente, ¿estamos preparados a esas edades a tomar decisiones tan determinantes? ¿Tenemos la capacidad para decidir sobre nuestro futuro de forma tan temprana? ¿Estamos realmente informados de todas las opciones que tenemos?
Mi respuesta a todas esas preguntas es única: no. A los 16 y 18 años el cerebro aún no se ha desarrollado en su totalidad, lo que se conoce como “hipofrontalidad”. El lóbulo frontal aún no está desarrollado por completo, por lo que sus funciones (toma de decisiones, pensamientos a largo plazo, consecuencias, personalidad, etc.) tampoco.
No estamos preparados para tomar decisiones tan a largo plazo y, como todo en la vida, a veces se acierta y otras no. En este segundo grupo estoy yo, una graduada en Magisterio de Educación Infantil que, a pesar de los comentarios de la gente de su alrededor, eligió esa profesión tan infravalorada porque era su vocación. O eso creía. La carrera decepcionó, eso es incuestionable, pero no lo suficiente como para hacer que hoy en día esté camino de terminar Psicología. Lo que hizo que finalmente me lanzara, con 23 años, a estudiar una segunda carrera, fue que había descubierto mi pasión, no mi vocación.

No estamos preparados a los 18 años para tomar decisiones tan importantes, pero puede que tampoco lo estemos a los 50, porque siempre nos vamos a seguir equivocando. Es en los errores donde reside realmente el aprendizaje, es en los mismos en los que nos paramos a pensar qué podemos o debemos cambiar la próxima vez.
Todos esos errores que me llevaron a estudiar una carrera a la que finalmente no quiero dedicar mi vida son los mismos que me llevaron a conocer la Psicología y los que, 5 años más tarde, me permitieron empezar mi verdadero camino. Todos esos errores son los que me han llevado a crear un blog para dar a conocer un poco más esta maravillosa carrera y profesión que tan bien puede hacer a los demás y todos los fenómenos que, a diario, experimentamos.



Comentarios

  1. me encanta... a veces cuesta, da miedo intentarlo por el fracaso, no todos tenemos la misma facilidad para ello, pero si no lo intentas, nunca lo sabrás...más vale decir lo intenté con todas mis fuerzas y no salió a decir, lo deberia haber intentado...

    Nuevo look en bikini...de mi morena
    www.eltrasterodecris.com

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